Posted by : Melchor Espinosa viernes, 3 de mayo de 2013



¿Cómo enfrentarse a una asignatura?

Enfrentarse a cualquier asignatura sea la que sea, siempre es difícil y no depende tanto del maestro como de otras consideraciones. Podría empezar a enumerar la cantidad de recursos que utilizo a diario, de hecho ese era mi primer borrador, pero se parecía demasiado a un balance de caja y no tenía, como decirlo, no acababa de llenarme, de dejarme satisfecho. Así que lo he borrado todo y he empezado de nuevo con siempre incomodo folio en blanco. Después de varios infructuosos intentos, lo he aparcado un rato y he ido a la cocina a tomar algo y llámese casualidad, inspiración o procesos mentales complejos que no acabo de entender ni comprender, pero el hecho es que allí estaba la respuesta.
Como enfrentarse a una asignatura, sea la que sea, es como exprimir una naranja y beberse el zumo, donde la naranja es el profesor; todas las naranjas tienen zumo, unas más y otras menos, pero todas tienen y no lo va a dar porque sí o simplemente por acción contemplativa. No, nos hace falta instrumental especializado para la tarea, dependiendo del material y del uso que hagamos de él, obtendremos mayor o menor cantidad de zumo. Es decir, podemos darle un martillazo a la consabida naranja, y obtendremos el preciado líquido, pero estará desparramado por el suelo y lleno de suciedad, pensando algo más, podemos utilizar un cuchillo para partirla y con un tenedor y apretando con la mano sacar algo más de zumo, aunque estará lleno de pulpa y desperdiciaremos también mucho zumo, luego tenemos exprimidores manuales con lo que empezamos a obtener un rendimiento bastante óptimo, por último, tenemos exprimidores eléctricos que son capaces de muchas ventajas y bien utilizados ahorran mucho tiempo y porque no, siempre existe la opción de buscar zumo embotellado, otro ha realizado el trabajo por ti, pero habrá que ver la calidad de ese trabajo, cosa bastante difícil mirando sólo la foto del cartón.
Es decir, las herramientas que utilizamos para enfrentarnos al caudal anaranjado de conocimiento que es capaz de dar una naranja, condiciona significativamente la calidad y volumen de éste.
Pero volvamos a la naranja, todas las naranjas son diferentes, aunque sean todas del mismo color. Normalmente podemos escoger la naranja del frutero, a la que vamos a proceder a diseccionar, pero pongamos que siempre que vamos al frutero, hay una y solo una naranja. En el caso del profesorado es lo mismo, no podemos escoger, es algo impuesto y externo a nosotros mismos. Hay naranjas que son capaces de dar una buena cantidad de zumo y otras que no. Luego, utilizar la mejor herramienta posible hace que aprovechemos al máximo las posibilidades de cada zumo.
Siguiendo con la metáfora, una vez obtenido el zumo tenemos que probarlo, porque no todos los zumos son iguales. El color suele ser el mismo, pero no el sabor y depende mucho de cada persona si es ácido o no. Es decir, alguien como yo le echará dos buenas cucharadas de azúcar, como poco, a un zumo que no esté muy ácido, el número de cucharadas tiende a infinito a medida que baja el Ph, es decir, solo el zumo no basta, hay que buscar fuentes externas al zumo y a nosotros, estas harán más agradable la experiencia y complementarán de alguna forma la experiencia educativa. Pero es una libertad de cada persona y va a gusto del consumidor, en mi caso en concreto no tolero nada bien el ácido y suelo echar más azúcar de la debida, el paralelismo es que suelo buscar y buscar material adicional para complementar. Es innegable que siempre es agradable encontrar una naranja que no necesite azúcar, pero a la larga resulta aburrido.
Bien pues, ya tenemos el zumo y la compensación del Ph ha sido realizada, solo queda ingerir el zumo, pero no ha acabado, ahora le toca al cuerpo digerir todo este nuevo material y tras varios procesos en la digestión que llevan un orden específico; el cuerpo acaba asimilando unos nutrientes. Analizando la metáfora, obtenemos que una vez tenemos todo el material hay que masticarlo para que pase más suavemente y por partes, pasarlo a un proceso ácido que desintegre esas partes en partes más pequeñas, por último, un proceso enzimático que nos deja la esencia misma de lo ingerido. Lógicamente en el proceso hay mucho que se elimina por los canales correspondientes.
Pero no acaba aquí el proceso, ya tenemos la esencia, no es más que una idea, un pequeño punto de luz en un abismo de oscuridad, ha nacido de un proceso largo y con fases bien estructuradas, si el proceso ha sido óptimo en todas sus fases, esa luz será intensa y clara, sino estará algo difusa, sucia, débil, eso si está presente que puede que no hayamos obtenido nada; aunque el refranero dice: “lo que no mata, engorda”, luego es de suponer que siempre obtendremos algo.
¿Qué hacemos ahora con esa luz? Sola no sirve para nada, y no la podemos guardar o terminará por consumirse y desaparecerá, haciendo inútil todo un largo proceso. No, tenemos que hacerla nuestra, integrarla en las estructuras de nuestro cuerpo y haciendo que sea nuestra y forme parte de nosotros mismos para siempre. Formando parte de algo más grande.
Cuál es el resultado de todo esto, podemos seguir con la metáfora o no, pero es innegable que nos movemos, pensamos, amamos, funcionamos y en definitiva vivimos gracias a tantas naranjas como hemos comido. Lo cual es mucha responsabilidad para una simple naranja que a resultas de dicho proceso acaba en el cubo de la basura, totalmente exprimida, sería interesante preguntarle a la naranja si elegiría otro destino. Me gusta pensar que no, que aunque es doloroso y traumático el proceso, acaba formando parte de algo muchísimo más grande de lo que jamás hubiese conseguido por ella misma. Puede que deje de ser naranja durante este camino, pero en esencia sigue y la opción de una vida más larga acabando pudriéndose en el suelo, no es para esta naranja mía.

El Adarve

Popular Post

Con la tecnología de Blogger.

- Copyright © LOS 3 REYES MAGOS Y EL PAJE ANDALUZ -Metrominimalist- Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -