- Back to Home »
- Bucay , Educación , entretenimiento , Literatura , Pensar »
- La Ciudad de los Pozos
Posted by : Melchor Espinosa
domingo, 21 de abril de 2013
Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las
demás ciudades del planeta.
Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes...pero
pozos al fin.
Los pozos se diferenciaban entre sí, no solo por el lugar en
el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los
conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de
mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos
otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.
La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de
brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del
poblado.
Un día llegó a la ciudad una "moda" que
seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que
todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo
exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido.
Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas.
Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más
prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más
optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y
sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron
de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.
Pasó el tiempo.
La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no
pudieron incorporar nada más.
Los pozos no eran todos iguales así que, si bien algunos se
conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo
cosas en su interior...
Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el
contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.
No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada,
todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder
hacer más espacio en su interior.
Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a
ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían
hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada uno
perdería su identidad...
Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera
de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo.
Hacerse más hondo en lugar de más ancho.
Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le
imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía
vaciarse de todo contenido...
Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que
no había otra posibilidad, lo hizo.
Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo,
mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había
deshecho...
Un día , sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro
tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro , y muy en el fondo encontró agua!!!.
Nunca antes otro pozo había encontrado agua...
El pozo supero la sorpresa y empezó a jugar con el agua del
fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando
agua hacia fuera.
La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que
de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo,
revitalizada por el agua, empezó a despertar.
Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto, en
tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles
después...
La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que
empezaron a llamar "El Vergel".
Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro.
-Ningún milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo
profundo... Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la
idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse.
Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y
más cosas...
En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr
también el riesgo del vacío...
Y también empezó a profundizar...
Y también llegó al agua...
Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde
en el pueblo...
-¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban. -No
sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco, más agua
hay. Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.
Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta
de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la
misma...Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad
del otro.
Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida.
No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos
los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de
contacto:
La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí,
aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo
de su ser lo que tienen para dar...
Publicar un comentario