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Posted by : Melchor Espinosa
lunes, 24 de junio de 2013
¿Se puede
hablar de superpoblación en el planeta?
Cuando a Isaac Newton allá por el siglo XVII, sentado
debajo de un manzano le cayó una manzana y a raíz de este simple acto
desarrollo la ley de la gravitación universal, todo el cálculo integral
necesario para ello y la mecánica clásica; más de un físico o estudiante ha
pensado que ya le podría haber caído un yunque.
Pero atendiendo a la mecánica clásica, un acto concreto en un momento
concreto, será definido indefectiblemente por el punto de vista del observador
que no es más que una serie de constructos que nos permiten interpretar la
realidad. Es decir, cualquier concepto se define por el punto de vista del
observador, cambiar el observador es cambiar el punto de vista, según la
mecánica clásica.
Cuál es el punto de vista de Thomas Malthus, primero
en abordar el supuesto problema de la superpoblación, históricamente Inglaterra
domina o tiene influencia en gran parte del globo, hay un rápido crecimiento de
población como no se había visto hasta la fecha y, algo que debió de ser la
noticia de la época, la independencia de Estados Unidos y las negociaciones de
Australia y Nueva Zelanda, aunque más pacíficas, en la misma línea. Poniéndose
en situación no es difícil imaginar la preocupación de Malthus, pues en unos
pocos años Inglaterra no podría, como había hecho hasta ahora, sacar del país a
la escoria de la sociedad y enviarlos a colonias, ya que el mundo se les había
acabado. Condicionado además por la idea se ser de una raza superior, de que
pertenece a la clase social que debe salvar al mundo de la catástrofe, ya que
los pobres son demasiado tontos para ver el problema y en definitiva, como
cualquier ser humano, miedo al cambio y a lo desconocido. Según él el
crecimiento poblacional era exponencial diferenciado del crecimiento del
alimento que es lineal con lo que diverge en catástrofe por el simple hecho de
población imposible de alimentar.
Las ideas de Malthus, que el crecimiento de la población por encima de
los recursos fue dispuesto por Dios para que los hombres trabajaran de forma
productiva y se refrenaran a la hora de formar familias específicas. así como otras
relacionadas con ésta, como el darwinismo social o el rechazo de la
perfectibilidad del hombre en contraposición a las ideas de la ilustración. Sirvió
para establecer en la década de 1830 la política económica de en el
laissez-faire (no intervención del estado en el mundo empresarial).
Influenciados por todas estas ideas el marco actual
parece predispuesto a creer en la superpoblación actual, pero aunque es cierto
que hoy por hoy hay cotas nunca vistas de población, es difícil de creer que estemos
cerca del colapso; pero podríamos diferencias dos tipos de superpoblación
atendiendo a la diferencia entre malthusianos y neomalthusianos, es decir, a la
diferencia entre alimentos y recursos. La primera sería una superpoblación que
impidiese la subsistencia de la raza humana, la cual parece improbable dado el
dato de que hasta la fecha la tierra ha sido capaz de producir los alimentos
necesarios para tal fin e incluso más. Pero atendiendo a los recursos es más
complicado que el planeta sea capaz de mantener nuestro ritmo desenfrenado de
necesidades de recursos. Y ni tan siquiera hace falta llegar a comprobarlo,
pues este punto es una de las bestias negras del capitalismo. Para una empresa
en concreto y para el sistema en general no poder abastecer la demanda
existente se considera como perdida a todos los efectos, por dos razones,
primera ante la falta de suministro surgirán nuevas empresas que lo suministren
si no igual parecido cambiando el eje de la economía y con lo que aumentará la
competencia y bajarán los precios, reduciéndose el margen de beneficios y
segunda si el mercado nota la falta de un recurso se autoabastecerá de otra
forma, como pueden ser mediante formulas de reciclaje o incluso sustituyendo el
propio recurso por otro distinto.
¿Hay una
relación directa entre pobreza y superpoblación?
Enlazando con lo anterior habría que diferenciar entre
pobreza relativa y absoluta, es decir la primera es no llegar a los estándares
de comodidad de la sociedad en la que se vive y, la absoluta es no poder
satisfacer las necesidades básicas de subsistencia. Es decir, imaginemos un
Masai Mara que sólo tiene 49 de las 50 vacas que le hacen falta para dotar a su
hijo y que se pueda casar (relativa), pero sigue teniendo 49 vacas su
subsistencia está garantizada, por tanto no es pobreza absoluta.
Enlazándolo con el concepto de capitalismo tendríamos
pues pobreza monetaria y pobreza de subsistencia propiamente dicha.
En principio al sistema capitalista no le debería
interesar ninguna de las dos, pues no son cuota activa de mercado, pero
imaginemos que una familia tiene cubiertas las necesidades básicas (49 vacas),
pero a pesar de tener esas necesidades cubiertas no tiene dinero para comprar
bienes y servicios que activan el sistema capitalista, por tanto la que mayor
peligro entraña para el sistema es la pobreza monetaria porque entraña su
propia aniquilación de reproducirse suficientes veces. Por tanto, el sistema
iguala ambos conceptos.
Igualar ambos conceptos tiene muchas ventajas, pues
supone justificar intervenciones de cualquier clase, supuestamente solidarias,
contra todo aquel que esté fuera del sistema.
Haciendo un pequeño juego de palabras con pobreza y
superpoblación, sustituyendo la conjunción “y” por la preposición “de”,
encontramos la solución del sistema al problema, no es que haya superpoblación
y por la escasez de recursos se produzca la pobreza. No, lo que hay es
superpoblación de pobreza, es decir, para el sistema capitalista lo que sobran
son pobres, es decir, sobra todo aquel que está fuera del sistema establecido,
bien sea, porque realmente es incapaz de subsistir o porque no entra en las
reglas del juego marcadas por otros y por tanto no es válido.
Lógicamente estos conceptos no tienen nada que ver con
la realidad, ya que la realidad es que hay recursos suficientes para todos, mal
repartidos eso sí, pero como siempre habrá grupos de personas que no entraran
en el sistema, es mejor eliminarlos y “cuidar” a los que sí han entrado dentro
del juego, pues ellos son los que me reproducen el sistema y por tanto dan
continuidad y estabilidad.
¿En qué
medida afectan los intereses del capitalismo y de las estructuras de poder
occidentales a la idea de que el agotamiento del planeta y su destrucción son
consecuencia directa de la supuesta superpoblación?
Es momento ahora de hacer alusión al famoso vídeo del
premio Nobel de la paz Al Gore, pero hay una verdad incomoda en el vídeo y no
es ni más ni menos que sólo es una verdad a medias, el calentamiento global; la
consecuencia más inmediata es la cantidad de fondos estatales y subidas de
impuestos para el control del medio ambiente y el reciclaje.
Reciclaje es una idea interesante, que pasa si
aplicamos el triángulo económico de la inversión: rentabilidad, seguridad y
liquidez; según este principio ninguna inversión puede tener maximizados los
tres vértices, salvo Fórum Filatélico; el reciclaje es seguro pues la fuente de
la que depende es segura y constante, generamos millones de toneladas de basura
al día. Liquidez, en principio es fácil de vender ya que lo que se obtiene en
principio no debe de ser diferente de la materia prima original, por tanto no es
rentable o, no debería de serlo, cómo lo hacemos rentable, fácil se conciencia
a la población mundial de que el reciclaje es necesario y urgente, por tanto
asumimos unos impuestos necesarios y urgentes que se destinan a subvencionar
unas empresas que reciclan, las mismas materias primas que habíamos tirado a la
basura, que se destinan a fabricar los mismo productos que nos han llevado a
esta situación, manteniendo así el circulo y ampliándolo con un nuevo mercado,
lo cual no deja de ser un pensamiento puramente capitalista.
Pero antes de seguir hagamos un poco de memoria
histórica, la segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la guerra fría, en
los últimos años de ésta, antes de la caída del telón de acero, existía en gran
parte del mundo, sobre todo en Europa un fuerte sentimiento anti-EEUU, pero era
como lo menos malo frente al mismísimo mal, personificado por la figura del
comunismo. Al caer el muro de Berlín hubo quien pronostico el fin del mundo
mediante el holocausto anarquista del tercer mundo, Robert Kaplan (2000) que
podemos suponer que tienen algo de razón porque no le han dado el premio Nobel
de la paz. Pero en general y a pesar de dos guerras del golfo totalmente
injustas la opinión pública siguió apoyando al gigante.
Es interesante ver como EEUU se ha ido convirtiendo en
los últimos años en el país que más se critica a sí mismo, y de vez en cuando
nos lanza un “Robin Hood”, pero esto no es nuevo ya en la antigua Roma de decía
panem et circenses para mantener al
pueblo alejado de la política. En este caso se maneja al pueblo alejado de la
verdad incomoda y es que estamos inmersos en una espiral consumista como nunca
ha sufrido ninguna cultura hasta la fecha y este monstruo que hemos creado
tiene las mismas máximas que ha tenido el poder siempre, es decir, el poder
siempre quiere mantenerse en el poder y siempre quiere más poder.
Pero claro hay un problema de base, enlazando con el
problema de agotamiento del planeta y escasez de recursos resulta que
sustituimos el 40% del los cultivos de cereal de África por plantaciones de
palma para la fabricación de biodiesel para mejorar el medio ambiente, impulsados
por el famoso video de Al Gore y medidas como el Tratado de Kioto, por tanto,
nos sobra el 40% de la población de África, ya que inevitablemente ante la
escasez de cereal morirá de hambruna así que lo mejor es impulsar ideas como la
superpoblación para implementar medidas drásticas y brutales de control de la
natalidad.
Y no nos sobra toda la población de África porque
alguien tiene que extraer el koltan de nuestros móviles que a pesar de cada uno
de ellos cuesta la friolera de 3 niños muertos los cambiamos cada dieciocho
meses, o servir cobayas para nuestros experimentos médicos, en algún lugar hay
que probar los medicamentos, pero eso sí una vez comprobamos que el medicamento
funciona no les vendemos los genéricos no vaya a ser que estén sanos y fuertes
y les dé por independizarse y nos desmonten el sistema.
Hay muchos más ejemplos como éste, en el que las ideas
más o menos coherentes en el primer mundo acaban por costar vidas en el tercer
mundo.
Conclusiones.
Ante este panorama parece evidente la necesidad de
referentes o pilares que nos mantengan fuera de la vorágine del sistema
capitalista, Javier Ros (2009) aboga por la familia como estructura contra
ideas antihumanas partidarias del control de la natalidad, pero la familia
occidental como modelo no está libre del sistema, educamos a nuestros dentro de
unos valores y normas, pero al final la gran mayoría los llevamos a Euro-Disney
como regalo de primera comunión sino antes, por no hablar de la gran cantidad
de niños de tres años que disponen ya de un móvil, pero aunque su aportación es
inestimable es más un paliativo que una solución real, es como darle aspirinas
al enfermo de cáncer.
Podríamos encontrar otro referente en la educación,
pero y, sin tener que hablar de los famosos recortes, hoy por hoy la educación es
presa del sistema capitalista también, sin ir más lejos una familia normal se
gasta entre 300 y 600 € al año en un colegio público en libros, un formato que
hace ya años que está obsoleto, teniendo en cuenta que una “tablet” con todo el
material necesario para toda la
educación primaria contando con los gastos repercutidos por servidores,
mantenimiento, seguros, etc. no superaría los 250 € por unidad. Eso sin tener
en cuenta como se nos educa, vendiéndonos en el mejor de los casos unos
nacionalismos y disputas sin sentido en el siglo XXI sólo para mantenernos
ocupados y que no pensemos en los problemas reales.
¿Entonces, estamos faltos de soluciones? Puede que no,
sólo hay que ir allí donde el sistema ataca más fuertemente, en los últimos
años una de las instituciones más atacadas ha sido la Iglesia Católica, y es
normal que sea atacada, predica valores como la caridad, el desapego de lo
material y lo más importante el valor único e irrepetible de la vida humana
considerando toda vida humana como sagrada, todo esto resta cuota de mercado. Y
no es que abogue porque todo el mundo se haga católico de repente, no tengo
deseos de ser canonizado ni mucho menos, pero no hace falta ser católico y
seguir esos valores y aplicarlos a mucho de lo que hacemos y no porque sean
valores contrarios al sistema sino porque son valores a favor de la vida y del
ser humano.
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